De acuerdo con los datos del Ministerio de Salud, 192 infantes entre los 5 y 14 años de edad, atentaron contra su vida durante el 2020. Del mismo modo, el Centro Nacional de Control de Intoxicaciones registró 2.290 intoxicaciones en menores de 18 años con intenciones de suicidio. Cifras recopiladas desde el 1° de marzo de 2020 al 17 de febrero del año en curso.
Por esa razón, el Colegio de Profesionales en Orientación (CPO) hizo un llamado a la prevención del suicidio y a la generación de habilidades para la vida de las niñas y los niños, ante el incremento de casos en los que una persona menor atentó contra su vida en nuestro país.
“El suicidio es una situación que no se debe minimizar. Es necesario prestar atención a las señales de alerta para actuar y no dejar que una instancia de este tipo afecte la vida de la persona menor de edad. La situación de pandemia agrava estas señales, por lo que es necesario tomar acciones que les ayuden a valorar su vida y a desarrollar habilidades que les permitan sobresalir en un futuro”, explicó el profesional en Orientación, MSc. Jorge Robles Murillo.
El suicidio es multicausal, no se puede achacar a una sola causa en común. Es por esto que desde el CPO, le ayudan a reconocer cuáles son las señales de alerta en las que toda madre, padre, o persona encargada del hogar, debe permanecer atenta con las y los más pequeños de la casa:
• Cambios repentinos en su humor.
• Amenazas verbales y no verbales.
• Sentimientos o emociones y algunas conductas o acciones que ponen en riesgo físico a la
persona menor de edad (autolesiones).
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la mayoría de los suicidios vienen precedidos de señales verbales o de conducta. Entre ellos desatacan hablar sobre el deseo de morir, sentir una gran culpa o vergüenza, o pensarse una carga para las demás personas.
¿Cómo actuar frente a una situación expresa de suicidio de una persona menor de edad?
En el Colegio de Profesionales en Orientación insisten en que la prevención del suicido en una persona menor de edad sí es posible. Es por esta razón que, ante una situación de este tipo, le brindan las siguientes recomendaciones:
• Mantenga una escucha activa y una comunicación fluida con la persona menor de edad, que le permita hablar libremente sin prejuicio, validando sus sentimientos y emociones sin minimizar por lo que están pasando.
• Priorice el autocuidado constante que ayude a recargar fuerzas y energías.
• Incentive a la persona menor de edad a que se acerque donde una persona de confianza y significativa, que le pueda escuchar, para así crear alternativas de búsqueda ayuda.
• Capacitación constante en el tema, así como la apertura al trabajo colaborativo.
• Incentive la creatividad y sencillez a la hora de abordar el tema en cuanto al trabajo de prevención.
• Trabajo constante en la sensibilización a las familias y personal docente y administrativo, retomando elementos como mitos o falsas ideas sobre el suicidio, culpas, miedos, brindando acompañamiento, liderando procesos, entre otros.
“Es importante recordar que una persona en riesgo suicida no quiere morir. Lo que quiere es que alguien le pueda ayudar a enfrentar esa situación que le está produciendo esa sensación de dolor o preocupación”, añadió Robles.
Por otra parte, en el Colegio de Profesionales en Orientación también advierten que es posible que, tras una etapa superada de suicidio, la persona menor de edad pueda experimentar nuevamente una recaída y vuelva a tener esos deseos de morir.
“Es muy probable. Es por esta razón que se le debe dar la atención necesaria a la persona menor de edad, porque incluso pensar que ya todo está bien, le puede dar una falsa paz o tranquilidad. Lo mejor en estos escenarios es buscar la ayuda profesional que les permita sobrellevar esta situación y no dejar que el panorama empeore”, finalizó Robles.