Los vínculos comerciales de Frijoles Don Pedro con la Asociación de Productores y Comercio de Chánguena de Buenos Aires y la Asociación de Productores Agrícolas de Sinaí permitió la entrega de 84 millones de colones para agricultores de la Zona Sur.
Se trata de una agricultura por contrato, cuya intención es generar una reactivación económica en las zonas productoras. Estas regiones requieren de ingresos seguros para su reactivación, no solo por los efectos económicos del COVID-19 sino porque tradicionalmente son regiones con altos índices de desempleo y necesidad.
“Hemos ido asegurando volúmenes con agrupaciones de agricultores desde el momento de la siembra, esto les da tranquilidad para trabajar. El frijol ha sufrido pequeños incrementos en el consumo, por ejemplo, en los últimos 10 años, el 2020 es el segundo año donde se ha importado más frijol, pero también la producción nacional se ha colocado, ese comportamiento es parte del incentivo del consumo que frijol”, comentó Mauricio Corrales, Director de Operaciones de la empresa.
Por su parte, Nelson Benavides, presidente de la Asociación de Productores de Chánguena asegura que esta relación comercial beneficia al productor y da seguridad a los agricultores por lo que esperan preservar esta alianza estratégica.
“Llevamos el frijol al centro de acopio que monta Don Pedro, le damos calidad y nos dan el cheque de una vez, vamos al banco cobrar. Si le vendemos a un comerciante duran 15 días en pagar o hasta un año, con Don Pedro tenemos la compra segura”, comentó Ana María Matarrita García, Directiva y agricultora de la asociación de SINAI de Osa.
El cultivo del frijol en estas zonas, además del beneficio económico, es amigable con el ambiente ya que es de rápido crecimiento. Esto favorece una rápida cobertura en el terreno evitando la erosión en zonas de pendiente, los nódulos de la raíz ayudan en la fijación de nitrógeno, lo que genera una fertilización natural y los rastrojos de la cosecha se reincorporan siendo una fuente importante de materia orgánica para el suelo.
“Las comunidades de Buenos Aires, Palmar y muchas zonas de la Zona Sur tienen un método de siembra muy natural, muchos bajo la técnica del tapado, que consiste en voltear la maleza encima de la semilla para que esta crezca en medio de la vegetación volcada y picada, es una técnica que no requiere insumos agroquímicos”, explicó Corrales.