La Universidad Nacional ha aportado a la movibilidad social de decenas de personas de la Zona Sur – y por ende al combate a la pobreza y el acceso a mejores oportunidades de empleo – desde que se creó su campus en Pérez Zeledón, hace 48 años.
Esto al garantizar que jóvenes de bajos recursos, campesinos o indígenas de la Región Brunca puedan recibir educación universitaria pública y de calidad. Al menos así lo considera la Decana de la UNA, Yalile Jiménez.
Este aporte económico y social a la región se ha logrado gracias, especialmente, a la matrícula estratificada de la UNA, que ofrece desde 2009 cupos específicos para jóvenes de distintos orígenes y condiciones:
ESTRATO I- Estudiantes de colegios científicos, colegios subvencionados, colegios humanísticos, experimentales bilingües, colegios privados y extranjeros.
ESTRATO II- Estudiantes de colegios públicos (académicos y técnicos).
ESTRATO III- Estudiantes de colegios nocturnos, colegios indígenas, Telesecundarias, liceos rurales y de colegios no tradicionales como los CINDEA-CIPET, CONED, colegios virtuales, entre otros.
La idea con esta división por estratos es “acercar el mérito al origen social del estudiante, de tal forma que puedan competir con sus mismas condiciones de accesibilidad” pues la población postulante se clasifica en cada uno de los estratos de acuerdo con el tipo de colegio del que provengan.
Así lo explicó la Decana de la Sede de la UNA en Pérez Zeledón, Yalile Jiménez:
Además, para ingresar a la UNA se utilizan tres tipos de indicadores de los cuales saldrá finalmente la nota de admisión de la persona estudiante: un indicador del antecedente académico del estudiante (nota de presentación del colegio), una prueba específica (en el caso de carreras vinculadas a artes o deportes) y una Prueba de Aptitud Académica (PAA) que evalúa el razonamiento integral del estudiante.
La ponderación que emplea la UNA es de 40% en el antecedente académico del estudiante y un 60% en la PAA. Cuando se incluye la prueba específica es de 40%, 10% respectivamente y un 50% en la prueba específica.
No obstante, la matrícula estratificada permite que cada estudiante sólo tenga que competir con el resto de jóvenes de su estrato (por colegio de origen) aumentando la posibilidad de obtener un cupo al comparar su rendimiento académico con el rendimiento promedio del estrato respectivo.
Esto evita que, por ejemplo, un joven que estudió en un liceo indígena o rural tenga que competir directamente con otro que sacó su bachillerato en un colegio técnico que tenía mejores condiciones y recursos.
Así ingresan los que tienen mejores rendimientos dentro de cada estrato.
Esto, de acuerdo con la Decana, garantiza una mayor equidad y constituye una acción afirmativa en favor de muchachos y muchachas que sueñan con un mejor futuro, al convertirles en profesionales para que accedan a mejores puestos de trabajo, salgan de la pobreza y se superen como personas.