Con anuncios de radio e imágenes en redes sociales, organizaciones lanzan campaña para invitar a una marcha por la paz en Buenos Aires de Puntarenas, tras una serie de enfrentamientos ocurridos en las últimas semanas entre personas indígenas y no indígenas que habitan ese cantón de la Zona Sur.
El movimiento – liderado por la Municipalidad de Buenos Aires de Puntarenas, la Iglesia Católica e iglesias evangélicas – convocó esta marcha para el próximo sábado 7 de marzo, saliendo de las bombas (estaciones expendedoras de combustible en la entrada a Buenos Aires centro) a las 8 de la mañana.
La iniciativa denominada «Juntos todos por Buenos Aires» busca llamar al diálogo y el entendimiento entre las partes, tras el recrudecimiento del conflicto en territorios indígenas como Salitre, Térraba y Cabagra.
La idea es que los participantes asistan vestidos de blanco.
Para contextualizar – y sin afán de pretender simplificar un conflicto que resulta inmensamente complejo – debemos recordar que esta situación entre vecinos de distintas etnias indígenas y personas no indígenas lleva años ocurriendo.
Su origen se remonta a la aprobación de la Ley Indígena 6172 de 1977, que, en su artículo 3, establece que estos territorios «son inalienables e imprescriptibles, no transferibles y exclusivas para las comunidades indígenas que las habitan» y que «los no indígenas no podrán alquilar, arrendar, comprar o de cualquier otra manera adquirir terrenos o fincas comprendidas dentro de estas reservas».
Sin embargo, muchas de esas tierras han sido ocupadas por personas no indígenas que se hicieron de lotes o fincas de distintas maneras, incluso pagando por ellas.
La Ley también establece que el Estado debe expropiar e indemnizar o reubicar en condiciones similares a las familias no indígenas que ya habitaban esas tierras o que demostraran tener un derecho auténtico sobre la propiedad (propietarias o poseedoras de buena fe).
Pero nada de eso sucedió. Y hace unos años, algunos dirigentes indígenas decidieron implementar un programa de recuperación de tierras. Hecho que provocó la molestia de personas no indígenas y generó agresiones entre vecinos, incluso algunos con resultados mortales.
A esto hay que sumarle los conflictos internos de cada etnia y entre ellas; y también la situación “incierta” a la que se enfrentan las cientos de familias mixtas/mestizas (el relacionamiento entre personas indígenas y no indígenas es muy común en el cantón).
En resumen, que este conflicto es realmente difícil y está, probablemente, lejos de acabar.
Por esa razón, algunos actores sociales y organizaciones comunales llaman a participar de esta marcha como un gesto simbólico en favor de la paz en un cantón que merece progreso y armonía.
En ese sentido, 88 Stereo reconoce que los medios de comunicación – en aras de cumplir con su propósito de informar – deben mantenerse al margen y presentar todas las aristas de un mismo panorama. Pero, como vecinos de la región, no podemos permanecer indiferentes ante el dolor, el miedo y la violencia, por lo que invitamos a todas las personas de Buenos Aires y alrededores a participar de la marcha y a buscar una resolución pacífica del conflicto.
*Escrito por Floribeth González.