Durante un conversatorio virtual de alto nivel realizado este viernes, mujeres líderes de América Latina abogaron este viernes por integrar la salud mental en la respuesta al COVID-19, aumentando significativamente las inversiones en este campo, a fin evitar una nueva pandemia de enfermedades mentales.
La actividad, liderada por la Organización Panamericana de la Salud y el Gobierno de Costa Rica, contó con la participación de la directora de la OPS/OMS, Carissa F. Etienne; la Primera Vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell; la máxima autoridad de género y Secretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos (OEA), Alejandra Mora; la Directora Regional para las Américas y el Caribe de ONU-Mujeres, María Noel Vaeza; la Asesora Regional de salud mental para Centroamérica, Caribe Latino y México de la OPS/OMS, Carmen Martínez; la Gerente y Fundadora de las Clínicas de Salud Mental RENOVAR de Colombia, Rosario Lozano.
Durante el encuentro, -moderado por la embajadora Representante Permanente de Costa Rica ante la OEA, Montserrat Solano- la Dra. Etienne resaltó que antes de la pandemia mundial por COVID-19, las mujeres en las Américas ya eran un 50% más propensas que los hombres a sufrir trastornos de depresión y tenían el doble de probabilidad que los hombres a padecer trastornos de ansiedad.
“A medida que aumentan los riesgos de violencia y de desestabilización de las condiciones de salud mental, como suele suceder en el marco de las emergencias, podemos anticipar mayores necesidades de las mujeres y sus hijos en cuanto a apoyo psicosocial y servicios de salud mental. A pesar de estas preocupaciones obvias, la salud mental sigue recibiendo una atención inadecuada desde la salud pública”, aseguró.
De acuerdo con datos de la OPS, el promedio de gasto público en salud mental en toda la región es apenas un 2,0% del presupuesto total de salud y más del 60% de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos.
Etienne hizo un llamado a fortalecer las políticas, los sistemas y los servicios de salud, con el fin de garantizar que el bienestar integral de las mujeres forme parte de la respuesta de los países ante la COVID-19. Además, destacó que cuando la atención presencial de los proveedores de salud no sea posible, deben facilitarse servicios remotos como la telemedicina y las líneas telefónicas de ayuda, como parte del conjunto de herramientas de atención.
En el mismo sentido, la Vicepresidenta Campbell destacó que satisfacer las necesidades de salud mental de las personas, y particularmente de aquellas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, debe ser uno de los principales objetivos para la respuesta y recuperación de los países.
“Esta es una responsabilidad que debemos asumir los gobiernos, apostando al multilateralismo como un instrumento para alcanzar una solución coordinada y duradera, pero también con apoyo del sector privado y la sociedad civil”, afirmó.
“Debemos generar una alianza regional que permita mejorar el bienestar de las personas y al mismo tiempo evitar mayores costos económicos y sociales por la llegada de una nueva pandemia. Invertir en salud mental, hoy más que nunca, es crucial para la recuperación socioeconómica de las personas, de las sociedades y de los países”, concluyó la Vicepresidenta de la República.
Impacto diferenciado. La máxima autoridad de género de la OEA, Alejandra Mora, recordó que el confinamiento obligatorio implementado por muchos países de la región para proteger la salud pública y evitar el colapso de los servicios hospitalarios ha generado mayores niveles de estrés y ansiedad en las mujeres, así como un aumento en las brechas sociales.
“Las mujeres están asumiendo la emergencia de los cuidados, el trabajo doméstico remunerado y no remunerado, y están en primera línea en el sector de salud, situación que no solo conlleva mayor riesgo de contagio, sino que también, impactos evidentes en su salud mental”, afirmó.
La Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, María Noel Vaeza, explicó que las mujeres y las niñas se ven especialmente afectadas por la pandemia y están soportando una gran parte del estrés en el hogar. “La socialización de las mujeres en el marco de la división sexual del trabajo las ha puesto en una posición de postergación de sí mismas y desproporcionadamente pendientes de las necesidades de las demás personas. A medida que la pandemia profundiza el estrés económico y social, la violencia contra las mujeres está intensificando lo cual tiene graves consecuencias para la salud mental de las mujeres”, manifestó.
Finalmente, la Gerente y Fundadora de las Clínicas de Salud Mental RENOVAR de Colombia -un ejemplo en América Latina y el Caribe para la atención de pacientes con enfermedades psíquicas o víctimas de sustancias psicoactivas según el Club Global of Leaders de Oxford– dijo que es necesario generar las condiciones para que la región invierta en el bienestar de las personas.
“La reforma de los servicios de salud mental avanzará de manera más acelerada si aprovechamos la circunstancia actual para impulsar, modernizar e innovar la prestación de servicios a largo plazo”, acotó.
Sobre salud mental: En el 2013, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó el Plan de acción integral sobre salud mental 2013-2020. A nivel regional, se ha decidido revisar el Plan de acción sobre salud mental, adoptado en el 2009, para actualizarlo y alinearlo con el Plan estratégico de la OPS y con el Plan de acción integral sobre salud mental de la OMS.