El turismo es una actividad fundamental para el crecimiento económico de nuestro país. Nuestra visión, enfocada en ofrecer experiencias de la más alta calidad basadas en estándares de sostenibilidad, ha posicionado a Costa Rica como un referente a nivel mundial, generando ingresos de hasta 6,3% del PIB.
Parte importante del valor agregado de nuestra industria depende de la conservación del destino turístico; es decir, para que el sector continúe generando crecimiento económico, es esencial que nuestros recursos naturales y sus servicios ecosistémicos gocen de buena salud.
La Asamblea Legislativa tramita, bajo el Expediente Legislativo 21.478, un proyecto de ley que pretende reactivar la pesca de arrastre en nuestras costas. Esta actividad, como lo ha reiterado el sector académico-científico, es sumamente dañina para los ecosistemas marinos y, a la fecha, no es posible afirmar que pueda desarrollarse de manera sostenible.
A pesar de que las consecuencias negativas de la pesca de arrastre en los ecosistemas marinos han sido demostradas de manera amplia por distintos estudios, algunos diputados insisten en promover un proyecto de ley sin sustento técnico, sin contar con un análisis de costo-beneficio, y sin consultar a los sectores que nos veríamos afectados con esta medida.
Regresar a la pesca de arrastre es un retroceso, además de ambiental, económico y social. Promover la explotación de nuestros recursos marinos sin el respaldo de la evidencia científica y por medio de artes de pesca que no son selectivos, generará un menoscabo en la sostenibilidad de los destinos turísticos en nuestro país.
Así lo indicó César Gallardo, miembro de la Junta Directiva de CATURGUA:
El impacto de la pesca de arrastre en las actividades turísticas incluye la afectación a los sitios utilizados para el buceo, ya que se pone en riesgo la vida de los corales debido a la remoción de sedimentos. También, promueve la degradación de los ecosistemas de peces que son fuente de alimento para especies de interés turístico como los delfines, y captura especies que no son el objetivo de la flota camaronera pero que sí son de interés para el desarrollo de la pesca deportiva.
Se contabilizan, también, posibles impactos en actividades de avistamiento de aves, las cuales se alimentan de peces cuyos ecosistemas son afectados por esta dañina práctica. A esto se suma la crisis socioeconómica a la que se enfrentarían los sectores pesqueros artesanales y turísticos y sus comunidades; aliados esenciales de las cadenas de valor de nuestro sector a quienes externamos nuestro apoyo.
La crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19 ha generado un impacto muy grave en nuestro sector. Ahora, más que nunca, es vital promover un proceso de reactivación económica que tome en cuenta el valor de nuestro capital natural. Reactivar la pesca de arrastre, por el contrario, pone en riesgo la credibilidad que goza nuestro país a nivel internacional como promotor de un turismo ambientalmente responsable, y ocasionaría una crisis aún mayor en nuestro sector.
Por lo tanto, las organizaciones debajo firmantes hacemos un llamado al Presidente de la República, el señor Carlos Alvarado, así como a sus ministros y al Poder Legislativo, para que no se apruebe el proyecto de ley 21.478 y que, en su lugar, se promueva un crecimiento económico inclusivo, resiliente y sostenible.