El Jefe Regional de Extensión del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), Joaquín Torres, explicó a 88 Stereo que existen ya 420 productores certificados en agricultura orgánica en la Región Brunca.
Esta certificación es responsabilidad de la Unidad de Acreditación y Registro en Agricultura Orgánica (ARAO) del Servicio Fitosanitario del Estado, aunque también hay certificadoras comerciales que realizan procesos de consultoría para las fincas, bajo los criterios establecidos en la Ley 8542 de desarrollo, promoción y fomento de la actividad agropecuaria orgánica.
De acuerdo con esta Ley, la agricultura orgánica es aquella que se sustenta en sistemas naturales para mantener y recuperar la fertilidad de los suelos, la diversidad biológica y el manejo adecuado del recurso hídrico, y que propicia los ciclos biológicos en el uso del suelo. «Desecha el uso de agroquímicos sintéticos, cuyo efecto tóxico afecta la salud humana y el ambiente, así como el uso de organismos transgénicos».
La legislación también indica que esta actividad, «además de contribuir al equilibrio ambiental, tiende a un equilibrio sociocultural de las formas de organización comunitaria indígena y campesina, integra a las prácticas actuales los conocimientos tradicionales, genera condiciones laborales justas, defiende el derecho de las personas a producir alimentos sanos y prioriza el uso de recursos locales».
Puntualmente, en nuestra región hay familias u organizaciones agrícolas que producen piña, banano, cúrcuma, jengibre e incluso café, de manera orgánica, que son aún más estructuradas que las meramente sostenibles.
Torres mencionó que el distrito de Pejibaye de Pérez Zeledón es un buen ejemplo pues allí hay muchos productores agrícolas que decidieron hacer la transición a lo orgánico.
El funcionario explicó que ser un productor orgánico es reflejo de persistencia e innovación, pues para obtener una certificación se requiere hasta 3 años de trabajo y de aprendizaje sobre el uso del suelo y la nutrición de cultivos, manejo y combate de plagas y enfermedades, las semillas, y la toma de acciones de adaptación y mitigación al cambio climático.
Es decir, cuando un productor decide convertirse en orgánico debe diseñar todo un nuevo plan de manejo de la finca donde se recurra a insumos ecológicos, tecnología y materiales especializados como la cal, el azufre y los insecticidas naturales, para que se vuelva productiva y rentable. Es todo un cambio de mentalidad y de la forma de hacer las cosas que se ve reflejado en una transformación del sistema productivo.
Además, es necesario conocer de normas y certificaciones e incluso sobre mercadeo y comercialización, para que los potenciales consumidores y clientes aprendan a valorar los productos nacionales orgánicos.
Eso sí, de nuestra conversación con el funcionario del MAG se concluye que ser un productor certificado orgánico brinda una ventaja competitiva en el mercado nacional e internacional y está alineado a las nuevas exigencias de los consumidores que son más social y ambientalmente responsables.